¿Qué es la estrategia? ¿Para qué sirve? ¿A quién aplica? Se habla del término estrategia y tal parece que se tratara de algo mágico, misterioso, o todopoderoso. Al hablar de estrategia, surgen ideas de modelos preconcebidos, de comparación competitiva, de análisis del ambiente externo y de las situaciones internas… de proyecciones, de presupuestos, de predicciones fundamentadas sobre las tendencias pasadas y actuales… surgen fórmulas dogmáticas y dogmas formulados… pero, ¿de qué se trata la estrategia?
Michael Porter afirma que la estrategia competitiva consiste en “la búsqueda de una posición competitiva favorable en un sector industrial”. Tal parece que se trata de una condena, de una carrera desmedida, desesperada, interminable para disparar contra un blanco que elude al arquero, ya que – cuando éste logra verlo – el blanco ya ha cambiado de posición. Prefiero decir, en lo personal, que estrategia es un arte; es el arte de adaptarse con éxito y anticipación a las condiciones cambiantes del ambiente, para conseguir de manera sostenible una posición única, una creación especial, de manera que se provea el más alto valor posible – y cada vez más – a accionistas, clientes y empleados, de forma que se consiga el éxito sostenible, en el presente y en el futuro.
Y ¿cuál es la única forma de poderse asegurar esta adaptación exitosa, si no es la de CREAR las situaciones y los ambientes, las realidades y percepciones que determinen ese éxito?
¿Puede obtenerse un éxito sostenido y anticipado dentro de la duda e incertidumbre que conlleva moverse en un ambiente que otro ha creado o provocado, dentro de una realidad desconocida en su esencia?
Vista dentro de este contexto, estrategia, como tal, implica creatividad - ya sea para empresas, organizaciones de todo tipo, sociedades, familias y hasta la persona en lo más íntimo de su individualidad - … sin embargo, en el principio, cuando apenas comenzaba hablarse de estrategia, ésta era vista como un asunto de predecir el futuro, hacer presupuestos, y hacer una prolongación del pasado hacia ese futuro… más adelante, la estrategia se convirtió en mirar para los lados y para atrás (análisis de sectores, de competidores, FODAs, etc.) De manera que se pretendiera moldear el futuro, sobre el supuesto del “conocimiento” del ambiente interno y el externo. En otras palabras, era como pedirle a un corredor olímpico que se ocupara de prestar atención a sus contrincantes, mirando hacia los lados, en lugar de tener su atención en sí mismo, en su carrera, y en la pista por la que va corriendo a toda su velocidad.
En el fondo y en realidad, la estrategia tiene que ver con crear el futuro, con hacer un futuro. El futuro no existe, el pasado tampoco, son ilusiones de la mente. Como tal, sólo existe el presente y, en él, el campo de todo lo posible, que parte desde la nada, del cero, del punto. La estrategia consiste en aprovechar ese estado, ese momento, esa nada, y producir un big-bang creativo, hacia lo que deseamos y planteamos que suceda, desde la intención y el propósito. Ésta es la importancia de una visión y una misión; se convierten – respectivamente – en intención y propósito. Así, la mente empresarial crea un futuro real, desde la ilusión mentalizada. De aquí la importancia de establecer una cultura y una cohesión mental que construyan una realidad focalizada, integral, compartida.
Desde esta potencialidad pura lo podemos crear todo. Pero, ¿qué es todo? Más bien, ¿qué será ese todo? ¿Surgirá de manera espontánea? ¿O nos toca a nosotros definirlo?
La estrategia consiste en dar vida a una nueva realidad competitiva, creada, provocada por nosotros; significa desestabilizar el status quo con iniciativas y acciones previamente inexistentes, incomparables. Como tal, desde la visualización y el pensamiento proyectivo, nos toca a nosotros definirla, decidirla, crearla, ponerla en acción, convertirla en éxito.
domingo, 30 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario