“En el principio era la palabra…” y la palabra creó todo lo que existe. El poder de la palabra es infinito, desconocido, incomprendido. La palabra es la creadora de nuestras realidades, de nuestros sueños, de nuestras limitaciones, de nuestro potencial y de nuestras realizaciones. Vemos palabras, oímos palabras, sentimos palabras. Como son mis palabras así es y será mi vida.
Lo que existe a mi alrededor y en mi vida, es mi propia creación, la creación de mi cerebro, la creación de mi voluntad, la creación de mi intención. Y mi cerebro, mi intención y mi voluntad tienen un solo lenguaje: el de la palabra.
Lo que existe a mi alrededor y en mi vida, son simples percepciones que construyen mi realidad, lo que para mí es real. Mis sistemas de percepción filtran y condicionan lo que percibo, sobre la base de programas pre-establecidos, aprendidos, que se auto-modifican y se auto-ratifican con cada nueva percepción, con cada nuevo “aprendizaje”. Por debajo de lo que se ve, de lo que se oye, de lo que se siente, imbuido en lo más profundo e imperceptible de las percepciones, un solo sistema representacional; su fundamento: la palabra.
Vemos palabras, oímos palabras, sentimos palabras. Como son mis palabras, así son mis percepciones. Como son mis palabras, así es el mundo que veo, que escucho, que pienso, que sueño, que siento...
Conocer la palabra, comprender su mundo, sentir su poder, ver su majestuosa amplitud, significa conocer el código intrínseco del holograma que llamamos “vida” o “existencia”; es conocer nuestro mundo, percibir nuestro potencial, ver nuestras limitaciones. Conocer el lenguaje de la palabra, su intrincado sistema representacional, su poder para recordar pasado y crear futuro, significa conocernos a nosotros mismos, conocerme a mí mismo en mis profundidades y misterios; en lo que quiero, en lo que veo, en lo que pienso, en lo que soy, en lo que puedo llegar a ser.
Dominar la palabra, manejar la palabra, significa estar consciente, significa ser responsable de la creación de mi mundo, de mi vida, de mi existencia... significa ser capaz de cambiar mi pasado, vivir intensamente mi presente, y crear activamente y predeciblemente mi futuro.
Significa, en resumen, D-E-S-P-E-R-T-A-R. Significa percibir, ver, oír, sentir, el mundo, mi mundo, la realidad, mi realidad... interpretarla, comprenderla, acariciarla, cuestionarla, visualizarla, replantearla... crearla. Significa comprender y modificar mis sistemas mentales, mis modelos de pensamiento, mis creencias, mi vida.
En la película “Harry Potter and The Prisoner of Azkaban”, el profesor Lupin, entrenando a Harry para poder enfrentar a los “dementores” (criaturas oscuras cuya única función consiste en “robar la vida”), le pide que traiga a su memoria su recuerdo más feliz, que lo visualice, que lo sienta, que lo haga intenso... Harry lo hace, y así puede vencer a un dementor simulado. Lupin le pregunta acerca de qué pensó, y Harry contesta algo así como: “estaba con mis padres, quienes me sonreían... no sé si es cierto o no, pero para mí es igual, lo sentí como si lo fuera”.
viernes, 29 de febrero de 2008
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1 comentario:
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