domingo, 14 de octubre de 2007

ERRORES Y DISTORSIONES EN EL SISTEMA EDUCATIVO

Ante la falta de un Plan Integral de Nación y un Plan Sistémico de Educación, los actores relacionados directa o indirectamente con la educación han cifrado su atención en aspectos extrínsecos. La atención de estos actores se ha dirigido hacia fuera, hacia elementos más bien cosméticos, ilusorios en parte, confundidos en hermosas nubes de humo que – con extraordinaria eficacia – ocultan, camuflan y distorsionan la apreciación consciente de la realidad.

Veamos algunos de los postulados y sus errores:

1. Se requiere un aumento en la asignación presupuestal al sistema educativo. Bajo este planteamiento subyace un
paradigma dominante en cuanto a sugerir que el dinero actual no es suficiente, y que las situaciones que enfrenta la educación se resuelven con dinero. O sea, el planteamiento supone que, si se dedicara más dinero a la educación, ésta exhibiría mayor calidad.

El error de este planteamiento es obvio: antes de verificar las deficiencias por falta de acceso a la educación, tenemos que ver las deficiencias que existen en aquellos que sí tienen acceso a la educación. En otras palabras, si bien es imperativo que se aumente la accesibilidad a la educación de una gran cantidad de dominicanos que hoy no disfrutan de ese derecho inherente y constitucional - y para ello el dinero sí es importante y necesario en cantidad suficiente-, los resultados indican claramente que existen serias deficiencias en el sistema educativo y que son aquellas personas que acceden a este sistema quienes están sufriendo los efectos de esas deficiencias. En otras palabras, las mediciones se hacen sobre quienes asisten a la escuela; las deficiencias detectadas son de quienes asisten, y éstas se producen en la escuela, no fuera de ella. Las deficiencias actuales van más lejos que solamente la falta de presupuesto.

2. Se trata de un asunto de contenido y cantidad de horas de docencia. En otras palabras, el paradigma subyacente en este caso supone deficiencias en cantidad de datos transferidos a la persona, y en cuento a la cantidad de tiempo disponible para realizar la transferencia. Por lo tanto, lo que se plantea es la necesidad de embutir más y más insumos altamente susceptibles de obsolescencia. Obviamente, si ésta es la tendencia, en un mundo donde a información se duplica cada 5 años, ninguna cantidad de tiempo, por infinita que sea, será suficiente para ejecutar tan magnífico embuchado.

3. El problema radica en la gestión local de la escuela. Con este paradigma se esgrime que debe descentralizarse la gestión de la escuela, o que el problema son los directores, o que la escuela carece de una administración idónea. Con las deficiencias estructurales actuales en todo el sistema educativo, me pregunto ¿Qué sucedería si se descentraliza la escuela, o si nombramos como directores a nuevos “administradores” que saben aún menos acerca de las nuevas técnicas y tecnologías de educación que los actuales académicos que dirigen nuestros centros educativos?

4. ¡Que viva el apadrinamiento! Ahora se ha puesto de moda el apadrinamiento. Sin embargo, el verdadero impacto de éste en cuanto a la calidad técnica y humana del estudiante o socio de aprendizaje solamente podrá cristalizarse si se cumplen dos requisitos:
- Si la empresa o institución que apadrina una escuela tiene conocimiento, y lo aporta, acerca de las tendencias modernas en materia de educación integral y nuevas técnicas y tecnologías de aprendizaje y enseñanza.
- Si se le permite al “padrino” tener incidencia real y efectiva en la gestión de la escuela y en la instauración de los cambios que ésta precisa. Para esto, se requiere un verdadero compromiso de parte de la institución que apadrina, y una verdadera apertura de parte del sistema educativo.

5. ¡Las pruebas, las pruebas, las pruebas! El síndrome de las pruebas… ¿Qué miden las pruebas nacionales? A mi manera de verlo, miden qué tan bien o mal están los estudiantes en términos de contenido de materias específicas. En su formato actual, estas pruebas jamás podrán determinar el nivel de calidad integral de la formación y la educación (aspectos técnicos, humanos, valores, destrezas, habilidades, conocimientos… todo en conjunto e interconectado). Partiendo de que se mide solamente lo que nos interesa lograr, esto nos dice algo muy interesante: el enfoque educativo formalmente instituido procura, claramente y de forma increíblemente miope, formar - o más bien, informar - al socio de aprendizaje en términos únicamente de contenido; es evidente que no existe un interés en formar seres ante todo humanos. Se evidencia también que la prioridad no es conseguir la capacidad de aplicación ni de integración a la vida de la persona de esos llamados “conocimientos”.

6. ¿Midiendo qué? Siguiendo con el asunto de las pruebas, hay algo aún más grave: estas pruebas fueron diseñadas para medir el dominio de un contenido ya prediseñado. La pregunta es, ¿Sobre cuál base fue diseñado ese contenido? ¿Qué procura conseguir? ¿Cuál estrategia de desarrollo humano integral la sostiene? ¿Para lograr cuáles objetivos a niveles sociales, económicos, técnicos, competitivos…? ¿Realmente responde esa estructuración educativa a un plan subyacente de Nación?

7. ¡Mirar para arriba… mirar para abajo! Nuestro sistema educativo se desenvuelve en gran medida sobre la base de lo que se denomina “referencia externa” o “referencia al objeto”. Es usual la comparación con otros países y otros sistemas, por un aparte para buscar consuelo, y por otra para preocuparnos. Basta mirar el informe de pruebas nacionales para comprobar esta tendencia improductiva, que como un espejismo, desvía la atención y puede llevar a acciones inadecuadas o inútiles. ¿Para qué copiar de Chile, Colombia, y otros tantos (hispano o angloparlantes, da igual), si ante todo cada país debe establecer sus sistema educativo sobre la base de las aspiraciones y estrategias de la Nación como un todo, tanto en un contexto local como global?

No estamos diciendo que un enfoque de un país específico esté mal o bien; sencillamente llamamos la atención ante el hecho de que así como no somos bolivianos, tampoco somos chilenos. La costumbre de buscar comparaciones es, en el fondo, una manera de manifestar el paradigma de inferioridad que evidencia que suponemos que esos otros países lo están haciendo mejor; además, la comparación en estos términos implica la imposición de un marco limitativo inconsciente, ya que difícilmente se pueda procurar llegar a ser o conseguir algo más allá que lo que el parangón establecido indique (ver mi entrada previa acerca de estrategia creativa en este mismo blog).

8. Ceguera ante lo obvio. Si se presenta el caso de que un una ciudad específica, digamos Montecristi, existe una significativa desviación positiva en cuanto a los resultados en una materia específica - digamos, lengua española, por ejemplo - en una escuela específica, ¿llamaría esto la atención? ¡Por supuesto! Sin embargo, este tipo de desviaciones positivas no se han estudiado, parece que ni siquiera han llamado la atención. ¿Sería lógico investigar cómo y por qué se ha producido esta desviación? Muy posiblemente se trata de un profesora o una profesora con un alto nivel de conocimiento y entrega y, además, con una forma de entrega distinta, en otras palabras, asunto de método.

¿Nos hemos preguntado cuáles son los métodos realmente más eficientes para conseguir el éxito en el proceso educativo, visto como un sistema integral para formar seres humanos integrales?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente analisis. Permitame el atrevimiento de resumir lo que usted plantea como un problema de vision, en el sentido de "invertir" (recursos, tiempo, ideas, procesos..) en algo que retribuya de forma mas inmediata a los que dirigen la orquesta,la correcion de lo planteado en el articulo da resultados con el tiempo, a largo PlaZo y eso electoralmente no es atractivo. Que pena pues.

Javier Victoria

Carlos J. Yunén dijo...

Gracias, Javier, por tu comentario. Es cierto que es importante la inversión; una inversión para invertir el orden de las cosas como se han planteado... se trata de reprogramar la mente del educador, y del educando. Se requiere explorar y aplicar nuevas formas, nuevas técnicas, y nuevas tecnologías de aprendizaje y enseñanza, que promuevan y provoquen el desarrollo integral de las facultades de la persona.